El sofá
En 2018, la prestigiosa revista estadounidense Architectural Digest (AD) dedicada al interiorismo y el paisajismo publicó un reportaje fotográfico sobre la villa californiana de la estrella estadounidense Jennifer Aniston. Al otro lado del Atlántico, la gente deliraba no por las cualidades arquitectónicas de la villa, sino por una pieza de mobiliario de diseño francés: el extraordinario sofá "Ours Polaire" del decorador francés Jean Royère. Hay que reconocer que la estrella mundial de la serie televisiva Friends, o en su defecto su decorador de interiores por encargo, tiene buen gusto, dado el diseño orgánico y vanguardista de este sofá para su época. Este artículo repasa esta pieza de culto del diseño de la inmediata posguerra.
Antes de hablar de las cualidades estéticas y funcionales de este icónico sofá, creado tras la Segunda Guerra Mundial, tenemos que hablar de su genial creador. Jean Royère (1902-1981) fue un diseñador francés cuya obra marcó el siglo XX por su originalidad y atrevida estética. Su carrera comenzó en la década de 1930, tras abandonar una carrera en la importación-exportación para dedicarse plenamente al diseño de interiores. Royère no había recibido educación formal en diseño o arquitectura -aparte de formarse en los talleres de ebanistería del Faubourg Saint-Antoine de París-, pero eso no le impidió convertirse en uno de los diseñadores de interiores más influyentes de su época.
Rápidamente adquirió renombre por sus creaciones, que fusionaban funcionalidad y fantasía, rompiendo con lo convencional con un enfoque autodidacta e innovador. Sus diseños se caracterizaban por las formas orgánicas, los colores vivos y un uso inventivo de los materiales, desde el metal forjado hasta la madera y los tejidos de lujo.
Royère ha extendido su influencia mucho más allá de Francia, con proyectos en Europa, Oriente Medio y Sudamérica, respondiendo a la demanda internacional de interiores de alta costura. Por eso se le conoce más como decorador que como diseñador. Sus obras, como el sillón "Oso Polar", siguen siendo clásicos del diseño, codiciados por su elegancia atemporal y su travieso encanto.
El sillón "Ours Polaire", o "Boule" como se llamaba originalmente, fue diseñado en 1947 por Jean Royère para decorar el piso de la madre del decorador en la rue du Faubourg-Saint-Honoré de París. Este emblemático mueble encarna la transición del interiorismo de posguerra hacia una estética más orgánica, confortable y centrada en el ser humano, rompiendo con las formas tradicionales y austeras de la época. Esto la ha convertido en una pieza muy codiciada por coleccionistas de todo el mundo.
¿Por qué este asiento se ha convertido en un icono del diseño de posguerra? En primer lugar, porque Jean Royère, con su enfoque innovador, diseñó un mueble que invitaba a la relajación y el confort, en marcado contraste con el formalismo de la preguerra. En segundo lugar, porque la silueta del "Oso Polar" demuestra la habilidad de Royère en el trabajo con los materiales. A menudo utilizaba tejidos innovadores para la época, como la lana rizada, que confiere a la silla su característico aspecto suave y acogedor. Esta selección de materiales no sólo desafiaba las normas estéticas de la época, sino que también introducía una dimensión táctil en la experiencia del mueble, lo cual era bastante innovador.
Estéticamente, el sofá destaca por sus formas voluptuosas y su aspecto afelpado y mimoso. Con sus anchos reposabrazos redondeados y su generoso asiento, el diseño del sillón incita a sumergirse en su envolvente comodidad. Al evocar la pieza, los expertos se remiten a las formas biomórficas de las esculturas de Jean Arp (1886-1966); la forma natural del asiento pesa más que el aspecto funcional, gracias a un diseño orgánico que favorece la expresión de formas fluidas.
Además, la silla está montada sobre unas discretas patas de madera que apenas parecen sostener su amplia figura, lo que aumenta la ilusión de que flota sobre el suelo. Esta ligereza visual era toda una proeza en aquella época, en la que la robustez solía primar sobre la elegancia aérea. Resulta tentador comparar el famoso sillón de Jean Royère con la no menos famosa creación de Charles & Raymes Eames, La Chaise, que, en la misma época (1948), hace referencia a la escultura de Gaston Lachaise "Personnage flottant" y se inscribe en la búsqueda de un diseño orgánico de curvas fluidas.
La influencia de esta silla en el diseño de posguerra es innegable. Abrió el camino a muebles que celebraban y fomentaban la comodidad personal, además de ser un objeto de diseño escultural y expresivo. Hoy en día, el "Oso Polar" sigue siendo celebrado en subastas y exposiciones de diseño como símbolo del genio creativo de Jean Royère y como testimonio del poder del diseño en la reconstrucción cultural y estética de una sociedad.
François Boutard